¿QUÉ ES LA DILEXIA?
La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo específico del aprendizaje del lenguaje lecto-escrito, de origen neurobiológico y genético, que se manifiesta por dificultades en el reconocimiento preciso y/o fluido de las palabras escritas y por habilidades deficientes para el deletreo y la decodificación.
Tiene su origen en una alteración en el crecimiento o desarrollo del cerebro de tipo estructural, caracterizada por un menor volumen cerebral (Ramus et al 2016) y de tipo funcional, por la baja activación en las regiones temporoparietales, occipitotemporales y prefrontales del hemisferio izquierdo y una mayor activación en iguales áreas del hemisferio derecho durante la lectura (Benítez Burraco et al.17) (International Dyslexia Association, 2002.)
La dislexia no es un trastorno perceptivo visual, ni de lateralidad. Existe consenso entre expertos en considerar que las alteraciones neurobiológicas se manifiestan cognitivamente por un déficit de tipo lingüístico en el componente fonológico del lenguaje. Este déficit implica una dificultad para segmentar el habla en sus componentes más pequeños, los sonidos, discriminarlos, asociarlos a su letra correspondiente, ensamblarlos y secuenciarlos.
La conducta lectora que observamos y llama la atención en el disléxico son la presencia de errores de sustitución, omisión, e inversión de letras, además de la lectura lenta, insegura y vacilante y las habilidades de ortografía deficitarias.
Las consecuencias secundarias de este trastorno son severas para el sujeto que las padece, pueden incluir problemas en la comprensión lectora y una disminución de la experiencia con la lectura que, de una u otra forma, llegan a impedir el desarrollo del vocabulario y de los conocimientos generales. (International Dyslexia Association, 2002.), sin olvidar los problemas de inseguridad, autoestima y ansiedad que genera.

DETECCIÓN
Es posible detectar precozmente factores de riesgo en niños prelectores. La actividad cerebral de los niños con riesgo de padecer dilexia, en tareas fonológicas, se ve diferente en las resonancias magnéticas, incluso antes de que comience a leer, según un estudio de Hospital Infantil de Boston.

FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo más frecuentes que pueden alertar sobre la posible existencia de dislexia en un futuro son:
• Antecedentes familiares de problemas de lecto-escritura
• Retraso en el lenguaje.
• Confusión de palabras que tienen una pronunciación similar.
• Dificultades de:
➢ Acceso al léxico
➢ Identificación de las letras
➢ Identificación de sonidos asociados a las letras
➢ Memorización de las correspondencias fonema- grafema
➢ Problemas para aprender secuencias (días de la semana, meses del año…).
➢ Dificultad para la ejecución de tareas de conciencia fonológica, por ejemplo, problemas para aprender rimas típicas de preescolar.
El diagnóstico de la dislexia sólo puede realizarse cuando el niño ha completado dos años de aprendizaje reglado y sistemático del lenguaje escrito, pero hoy en día poseemos instrumentos de evaluación que nos permiten detectar situaciones de riesgo de dislexia desde la edad de cuatro años.

¿SE CURA LA DISLEXIA?
La dislexia no se cura, no es una enfermedad, el disléxico siempre lo será y la manifestación de su problema será una falta de automatismo para leer, incluso en la edad adulta.
Los profesionales no deben esperar a que los niños sean diagnosticados formalmente con dislexia, ya que “el remedio es menos eficaz que la intervención temprana” (Robin Peterson y Bruce Pennington, de la Universidad de Denver, EE.UU).

TRATAMIENTO
La consideración de dislexia como problema cognitivo lingüístico implica una intervención centrada en los procesos componentes del sistema lector. (Cuetos, 09).
Se interviene sobre los procesos perceptivos, los mecanismos de conversión que permiten la conversión de la palabra escrita en palabra oral y sobre el reconocimiento por analogía de las palabras.
En las últimas décadas se ha producido un incremento considerable de las investigaciones sobre la efectividad de la intervención en este trastorno y, en consecuencia, se han desarrollado programas de intervención con base experimental.
Así se ha demostrado empíricamente la eficacia de:
• Intervenciones centradas en las habilidades fonológicas y en las correspondencias entre letras y sonidos (Slavin, Lake, Davis y Madden, 09) (Snowling y Hulme, 2011); (What Works Clearinghouse, 2010). Favila y Seda (10), Suárez (09).
• Intervenciones basadas en morfología (Goodwin y Ahn, 2010).
• Lectura guiada e independiente de texto de complejidad creciente. Scammacca et al, (07).
Cuando un programa produce mejorías en la conducta lectora, produce también cambios en el funcionamiento cerebral. (McCandliss et al., 2001; Simos et al., 2007). En estudios con resonancia magnética funcional (RMF) se detectan mejoras en la actividad cerebral, debidas al tipo de programa aplicado, incluso en disléxicos adultos.
Con una correcta rehabilitación que desarrolle todos sus potenciales, el disléxico puede llegar a conseguir un buen nivel educativo y profesional. El papel y adaptación de las instituciones educativas y el apoyo de la familia en el caso de la población infantil, es fundamental para la detección y rehabilitación del trastorno, permitiendo conseguir un futuro de posibilidades académicas y laborales adecuado.

María Teresa Schüller (Logopeda y Pedagoga. Directora de la Clínica CRL)
Mar Becher (Logopeda y Psicóloga. Subdirectora de la Clínica CRL)

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